Las Selvas Tropicales de los Mayas

El equipo de Kern explora los hábitats y los habitantes de la biorregión de Centroamérica, la Península de Yucatán y las tierras históricas de la gran civilización maya.

El equipo de Kern explora los hábitats y los habitantes de la biorregión de Centroamérica, la Península de Yucatán y las tierras históricas de la gran civilización maya.

LAS SELVAS TROPICALES DE LOS MAYAS 

LOS MAYAS

Ruinas

Oscuras, misteriosas y explotando con vida, las selvas tropicales han capturado la imaginación de innumerables exploradores. La selva está en constante cambio, en constante crecimiento. Si lo permitiéramos, podría tragarse ciudades enteras. 

Hace más de doscientos años, las selvas tropicales de Centroamérica eran vastas e inexploradas. Había rumores, sin embargo, de enormes monumentos de piedra asomando a través del paisaje. En 1839, el explorador estadounidense John Lloyd Stephens y el artista británico Fredrick Catherwood se propusieron investigar estos rumores. Lo que encontraron fueron los restos de una civilización antigua increíblemente sofisticada. Los relatos escritos reflexivos del explorador Stephens, junto con las ilustraciones detalladas del artista Catherwood, sacudirían los cimientos de la arqueología.

Historia antigua

Hoy en día, se sabe mucho más sobre la historia y la cultura de la civilización maya. Cuanto más descubrimos, más entendemos el estrecho vínculo entre su pueblo y su entorno. Las junglas tropicales son tenaces. A medida que se excavan nuevos monumentos, la vida en la selva tropical continúa. Un recordatorio de ello es esta escena que nos topamos entre los escombros de un templo maya. Al igual que la historia, la naturaleza puede ser impresionante y brutal. La iguana, al parecer, ha pasado al inframundo. La boa, sin embargo, ha consumido suficiente comida para mantenerse con energía durante muchos días.

Para entender a los mayas necesitamos ir más atrás en el tiempo, unos quince mil años, hacia el final de la última edad de hielo. Antes que los niveles del mar subieran, personas nómadas de Asia cruzaron a través de un estrecho camino seco que conectaba su continente con América del Norte. Estos fueron los primeros habitantes de las Américas, y se extendieron rápidamente. El ambiente era muy diferente. No había selvas tropicales en la Península de Yucatán durante esos tempranos años porque el clima era seco. Antes de que supieran construir pirámides, estos primeros pobladores comenzaron a dar forma al paisaje seleccionando aquellas plantas que les eran más útiles. El acceso al agua era esencial para el consumo y la agricultura.

La Península de Yucatán es básicamente una plataforma de piedra caliza soluble. Esta zona es única en el sentido de que hay pocos ríos sobre el suelo. Sin embargo, está plagada de cuevas llamadas “cenotes”. Me gusta pensar en estos cenotes como “cápsulas de tiempo” geológicas, y hoy, vamos a explorar algunas”. 

Buceando a través de estos sistemas de cuevas en la “Riviera Maya” de México, vemos formaciones intrincadas: estalactitas, estalagmitas, columnas. Esto indica que durante la última edad de hielo, muchos de estos cenotes eran cuevas secas; un poderoso recordatorio de lo diferente que se vería esta área hace 15 mil años.

“Ahora los cenotes están llenos de agua que da vida, muchos, si no todos conectados por ríos subterráneos. De hecho, se cree que el sistema de Sac-Actun es el sistema de cuevas subacuático más grande del mundo. Para los mayas, los cenotes eran también la puerta de entrada al inframundo. Algunos están llenos de restos de sacrificios”.

Esta fuente de agua dulce hizo posible la vida en Yucatán y muchas ciudades mayas fueron construidas alrededor de cenotes. Pero sólo podían imaginar lo que se escondía bajo la superficie. En algunos Ccenotes, nos encontramos con haloclinas: capas de agua salada en contacto con capas de agua dulce. En otros, buceamos a través de nubes tóxicas de sulfuro de hidrógeno. A través de agujeros en el techo, mágicos rayos de luz perforan la oscuridad. Es imposible experimentar la grandeza de estas cavernas sin pensar en los mitos y leyendas de los mayas. 

Los mayas

A lo largo de miles de años, la domesticación de plantas como el maíz, el frijol y la calabaza transformaron  a los ancestros de los mayas de cazadores-recolectores a pioneros agrícolas. Fue en la península de Yucatán y el norte de Centroamérica donde estos agricultores se unieron para formar la civilización más sofisticada del Nuevo Mundo. Desarrollaron una compleja escritura jeroglífica, introdujeron el concepto del cero y diseñaron el calendario más preciso del mundo.

Una clase privilegiada de reyes, sacerdotes y escribas gobernaba al pueblo. Los reyes eran considerados como dioses. Con una gran cantidad de piedra caliza bajo sus pies, los campesinos construyeron pirámides y templos para honrar a sus reyes-dioses, y, también, para enterrarlos.

En vida, los reyes vestían con pieles de jaguar y plumas del resplandeciente quetzal. Al morir, sus rostros eran cubiertos por  máscaras hechas de jade precioso. Estos signos de cultura y arte comenzaron mucho antes de la era cristiana, llegando a su máxima expresión durante el período clásico maya entre el año 250 y el año 900 después de Cristo.

Los mayas crearon muchos dioses imaginarios basados en la naturaleza, tales como el dios de la lluvia, del sol e incluso un dios mono. Imaginaban a estos dioses venir a la tierra en ramas de ceibas gigantes.

“Los constructores mayas no tenían herramientas metálicas para cortar piedra caliza, ni carros con ruedas, ni caballos ni bueyes. Usaban la física, rodando enormes bloques de piedra caliza sobre troncos y haciendo palanca hasta colocarlos en su lugar.  Fue la fuerza humana y el ingenio en su máximo esplendor lo que construyó estructuras monumentales como esta de aquí, pirámide de Nohoch Mul en la antigua ciudad de Cobá. Con 42 metros, es la pirámide más alta de Yucatán”.

Al igual que los romanos, inventaron un tipo de arco y un proceso para hacer cemento calentando la piedra caliza triturada. El arco les permitió crear espacios interiores en sus templos de piedra. El cemento les permitió estucar sus templos y luego pintarlos. Encontramos rastros de estuco y pintura en grietas profundas. La mayor parte se ha lavado con el paso se los siglos. 

La magnífica ciudad de Palenque luce así hoy después de su restauración parcial. Su torre de 4 pisos es diferente de cualquier otra estructura en el mundo maya. Sorprendentemente, Palenque probablemente tenía un aspecto muy parecido a esto cuando estaba ocupada. Decenas, tal vez cientos de ciudades mayas florecieron y se desvanecieron siglos antes de que Cristóbal Colón llegara. 

A finales del período clásico, poco antes del declive de la civilización maya, los estilos artísticos se volvieron altamente decorativos. Algunos templos al estilo Puuc, como este en Kabáh, estaban cubiertos de máscaras de mosaico del dios de la lluvia Chaac. En la parte trasera del edificio dos guerreros dan a la plaza. En el cuadrante del convento en Uxmal una cabeza humana emerge de las mandíbulas de una serpiente de cascabel. En Labná un gran arco está ricamente decorado. En Sayil se introdujeron columnas redondeadas para soportar un edificio de varios pisos, una característica que recuerda extrañamente a los antiguos griegos.

El estilo Río Bec llevó la construcción a otro extremo: en Xpujil un templo tenía torres que no servían más que para fines decorativos. En Chicanná uno entra en el templo a través de una boca monstruosa, tallada con los ojos y dientes de un jaguar.

Estos sorprendentes ejemplos de arte en el período clásico tardío llevaron a muchos arqueólogos a suponer que los mayas eran un pueblo amante de la paz dedicado a las cosas buenas de la vida. Luego se descubrió una serie de murales en un sitio llamado Bonampak. Vemos al rey y a sus nobles presentados ante los cautivos de guerra: las yemas de sus dedos torturadas goteando sangre. En otro mural la reina hace un sacrificio de sangre a los dioses pasando una cuerda espinosa a través de su lengua. Un dintel de piedra en Yaxchilán muestra a otra reina haciendo lo mismo.

La guerra entre ciudades y estados era común. Tikal, en la actual Guatemala, gobernó una gran parte del mundo maya hasta que Calakmul formó alianzas con otras ciudades y derrotó a Tikal en el año 572 después de Cristo.  Tal vez las enormes pirámides fueron construidas para intimidar más que cualquier otra cosa. Los altos monumentos jeroglíficos llamados estelas hablan principalmente de la victoria militar. 

Casi todas las ciudades mayas tenían al menos una cancha para el juego de pelota. La idea era golpear una bola de goma a través de un aro. El juego de pelota a menudo se presentaba en el arte maya, pero hay muchas cosas que desconocemos acerca de las reglas. Si sabemos que el juego no era estrictamente divertido y era una representación de conflicto militar. A menudo los cautivos eran obligados a jugar, sólo para ser sacrificados al final. Incluso en el deporte, los mayas mantuvieron la muerte presente”.

La desaparición

Para el año 1.500 de nuestra era, una gran civilización había desaparecido. La construcción a gran escala cesó, las estructuras políticas se desintegraron y la gente se fundió en el bosque. Las teorías sobre las razones del colapso maya abundan. Tal vez fue el cambio climático y la sequía… una pandemia. Muchos expertos han sugerido que los mayas sobreexplotaron el paisaje, o quizá la agitación política haya sido la responsable. Probablemente fue una combinación de factores, pero la verdad es que tal vez nunca lo sabremos completamente. 

La mayor parte de lo que quedaba, los restos de piedra de una de las civilizaciones antiguas más impresionantes del mundo, fue finalmente reclamado por la selva.

La selva tropical

Biodiversidad/ Los Pulmones de la Tierra

La selva tropical puede parecer un lugar presagioso. Para los mayas, fue abundante. Los bosques tropicales son conocidos por su increíble biodiversidad, y las selvas de Centroamérica son algunas de las más ricas del planeta.

El clima es fundamental. Las selvas tropicales requieren de mucha precipitación. Las plantas toman agua a través de sus raíces, y absorben el dióxido de carbono de la atmósfera. Al aprovechar la energía del sol, el carbono se sintetiza en azúcares que ayudan a las plantas a crecer. ¿Los derivados? Oxígeno y vapor de agua. Irónicamente, este proceso que depende tanto del clima, crea nubes gruesas que ayudan a mantener estable el clima de la selva tropical. Las selvas tropicales, en muchos sentidos, son los “pulmones de la tierra”.

El ciclo de vida se mueve a una velocidad vertiginosa en el bosque tropical. La competencia por la luz solar, por el agua y los nutrientes es feroz, lo que conduce a una gran especialización y diversidad. La variedad de plantas es espectacular, cada una ocupando un nicho especial en la comunidad. Con lluvias frecuentes, a menudo torrenciales, los nutrientes del suelo se pueden lavar rápidamente. Raíces de árboles grandes se han adaptado para extenderse largamente y poco profundo con el fin de capturar tanto nutriente del suelo delgado como sea posible. Estas también estabilizan los suelos, pero cuando hay deforestación, ocurren la erosión del suelo y los deslizamientos de tierra.

El sotobosque, el área debajo de los arboles más altos, es oscura y escasa. La mayor parte de la acción está en las copas de los árboles donde las plantas compiten por acaparar cualquier parcela de luz disponible. Grandes árboles de la selva se cargan de orquídeas, bromelias y enredaderas, cada especie empleando diferentes estratagemas para llegar al sol y capturar agua y nutrientes.

Biodiversidad Animal

Con tal variedad de plantas, las productoras de este ecosistema, viene una variedad igualmente impresionante de animales, o consumidores. En términos numéricos, los insectos gobiernan la selva tropical.

Hay cientos de especies de hormigas. Tienen cerebros diminutos, pero se han adaptado para formar estructuras sociales muy complejas. Cada individuo tiene una tarea, y siempre están trabajando. 

Las hojas del dosel parecen como si se les hubiera disparado con una escopeta… el trabajo minucioso de millones de hormigas cortadoras de hojas: los arboristas de la selva tropical. En senderos sinuosos, ondeando banderas, estas hormigas pueden marchar por cientos de metros a través de la selva. El botín es llevado hacia dentro de enormes colonias subterráneas de hasta 8 metros de profundidad. Los recortes en sí no son comidos, más bien son utilizados para cultivar hongos que alimentan a las hormigas y a su reina. Las obreras se dividen en rangos, con trabajadores más pequeños montando guardia en las hojas para mayor seguridad.

Pobre del cortador de hojas que trata de cosechar del árbol de acacia cornígera. El árbol tiene un arma secreta. Esta espina en forma de colmillo no contiene veneno, sino un defensor igualmente potente. Las espinas huecas albergan estas pequeñas hormiguitas, quienes protegerán su hogar a toda costa. A veces lo mejor es retirarse.

Además de proporcionar un hogar, el árbol de acacia produce paquetes de alimentos ricos en energía para las hormigas. Es una relación conveniente y mutualista en la que ambos organismos se benefician. En la selva tropical, trabajar en equipo puede ser una estrategia eficaz.

En el suelo del bosque, un ejército de hormigas se encamina a la guerra. Enormes colonias nómadas barren el área hasta dejarla limpia, sometiendo y desmembrando cualquier cosa que se cruce en su camino. Son despiadadas sin hacer distinción. Los insectos que huyen de esta horda merodeadora, caen presa de los pájaros trepadores. Estos, también conocidos como “pájaros hormigueros”, se aprovechan del caos para obtener una comida fácil. Las aves se benefician de la relación existente, a las hormigas no podría importarles menos: un gran ejemplo de comensalismo. Tienes que moverte con soltura y rapidez si vas a bailar con estas hormigas guerreras.

El ambiente húmedo de la selva tropical sostiene una impresionante diversidad de reptiles y anfibios.

Las ranas dardo venenosas anuncian su toxicidad con diseños atrevidos de colores neón. La toxina en su piel proviene de las hormigas que componen gran parte de su dieta.

En las hojas que cuelgan sobre un arroyo de la montaña encontramos globos gelatinosos. Al inspeccionarlos más de cerca, vemos a estos renacuajos retorciéndose. Su padre, una rana de cristal, permanece cerca para cuidar con ojos vigilantes a su descendencia.

La rana de ojos rojos es un festín para la vista. A pesar de sus exuberantes colores, no es venenosa. ¿Su mejor defensa? Fantásticas habilidades acrobáticas. Menos mal que tiene patas muy adheribles, porque no siempre hace total contacto al aterrizar.

Herbívoros

Aunque es oscura, la selva está llena de color. Las flores comercializan su producto, néctar rico en azúcar, a polinizadores igualmente coloridos. A cambio de una comida, mariposas, polillas y colibríes ayudan en la reproducción de innumerables plantas de la selva tropical. 

Los colibríes pueden ser tan brillantes como las flores de las que beben. Con el fin de beber sin dañar la flor, los colibríes se suspenden en el aire; batiendo sus alas hasta 80 veces por segundo. Ese es el poder de una dieta rica en azúcar. Los colibríes son también el único grupo de aves que puede volar… hacia atrás. 

Una vez polinizadas, las flores a menudo se convierten en frutos nutritivos; un festín para muchas otras aves. Debido al clima tropical, cientos de especies de plantas florecen y fructifican durante todo el año. Para una pareja de guacamayos escarlata, siempre hay un guayabo o una palmera llenos de fruta. 

Los monos son lo suficientemente ágiles para alcanzar frutos en lo alto del dosel de los bosques productivos de Centroamérica. Sus largas colas son fundamentales para mantener el equilibrio. Pero los monos araña tienen colas multiusos. Básicamente una extremidad de agarre extra, la cola es una valiosa herramienta para la vida entre los árboles. Monos con colas prensiles sólo se encuentran en el Nuevo Mundo.

El gruñido siniestro del mono aullador resuena a través de estas junglas. Su aullido es una de las vocalizaciones más fuertes en el reino animal, y tal vez una razón por la que los monos fueron adorados por los mayas. De hecho, el dios Mono era un tema común en la vida cotidiana, a menudo representado en intrincadas obras de arte. Pero a pesar de su aterrador aullido, esta especie es estrictamente vegetariana, prefiriendo capullos tiernos y hojas recién germinadas.

Los verdaderos amigos son los que te espulgan las garrapatas. Los monos, como estos capuchinos de cara blanca no sólo son muy inteligentes, sino muy sociales; a menudo vagando por el bosque en grandes tropas. Cuando los monos no están alimentándose, pueden estar atendiendo a sus pequeños, pasando el rato o simplemente haciendo monerías. Al igual que nosotros, los mayas deben haber visto un reflejo de sí mismos.

Las semillas de los frutos que comen caen al suelo del bosque. Esto garantiza que las variedades vegetales se distribuyan uniformemente por todo el bosque. El agutí es especialmente bueno en la dispersión de semillas.  Las semillas esparcidas entre la hojarasca son una buena señal de que los agutíes han estado ocupados. 

Algo que abunda en la jungla son hojas. 

El sotobosque se mantiene limpio y despejado por animales terrestres come hojas. Grandes herbívoros como los ciervos eran una fuente importante de proteína para los mayas.  

El mamífero terrestre más grande de Centroamérica se alimenta principalmente de hojas. El tapir centroamericano a veces busca comida durante el día, aunque es más activo por la noche. El calor del día está reservado para actividades más relajantes, como rascarse el trasero. La siesta es otra de sus actividades favoritas. Los charcos de lodo son lugares preferidos para tomar la siesta, este apartado por una madre y su cría. El cuerpo cálido de la mamá proporciona mucho espacio para que los basiliscos tomen el sol. 

A los tapires les encanta el agua, y tuvimos la suerte de filmar a un joven macho cruzando un río estuario para llegar a lo mejor de los terrenos de alimentación. Los machos pueden ser territoriales, y este joven pronto fue perseguido de vuelta al agua por un macho más grande.

El tapir era cazado por los mayas y con un peso de hasta 360 kilos, proveían abundante proteína. La piel dura se utilizó para crear escudos para los guerreros mayas, que sin duda respetaban la personalidad, a menudo agresiva, del tapir. Hoy en día, debido a la caza furtiva y la pérdida de hábitat, el poderoso tapir es extremadamente raro.

Carnívoros

Los carnívoros cosechan las mejores recompensas del botín que ofrece la selva tropical. Los felinos son cazadores silenciosos y la mayoría, como este margay, visten sus manchas cuyo patrón es perfecto para camuflarse con la luz del sol que penetra la selva. 

El rey indiscutible de la selva tropical es el jaguar. Para los mayas, representaba un poder indómito. Los reyes adoptaban nombres como Escudo de Jaguar, o Pata de Jaguar y vistieron sus pieles como símbolo de dominio. En ocasiones, los jaguares eran sacrificados; la máxima ofrenda a los dioses.

Hoy y mañana

Hoy en día ni el Jjaguar ni los antiguos mayas gobiernan ya este territorio y las selvas tropicales se están reduciendo. Los bosques tropicales de todo el mundo están en peligro, pero en Centroamérica, el problema es grave. El Salvador ha perdido más del 80% de sus selvas. El desarrollo en expansión, la tala ilegal y cultivos comerciales como las plantaciones de palma africana, son algunas de las principales amenazas. El resultado es la fragmentación de importantes territorios de vida silvestre y una pérdida general de biodiversidad. También empezamos a darnos cuenta de los efectos del cambio climático y la destrucción de estos bosques es particularmente preocupante. Sabemos que a través de la fotosíntesis, las selvas tropicales son responsables de atrapar grandes cantidades de carbono. Los subproductos que producen; oxígeno y vapor de agua son esenciales para la vida en este planeta. Pero las selvas no han desaparecido por completo, y a pesar de lo que enseñan muchos libros de historia, los mayas tampoco.

“Una de las cosas que noté cuando íbamos a la escuela, es que solían decirnos que los mayas vivieron en este país y que después desaparecieron.  Así que un día conocí a un tipo de los Estados Unidos. Estaba mirando un monumento antiguo en mi granja y dijo: ‘Me pregunto a dónde fueron estos mayas’. Yo le dije, ‘no se han ido a ningún lado’ me preguntó ‘¿qué quieres decir?’ y le dije, ‘estás hablando con uno de ellos’”.

Muchos han afirmado que los antiguos mayas degradaron tanto su tierra que provocaron un colapso ambiental. Esto es improbable, dice la arqueóloga Anabel Ford que en 1983 encontró la antigua ciudad de El Pilar en el oeste de Belice. Alrededor de los restos desmenuzados, la Dra. Ford observó que el 90% de los árboles eran especies útiles para los mayas de alguna manera. Veinte especies fueron particularmente dominantes.

 “Pudimos llegar a estas veinte plantas dominantes que eran todas útiles, todas importantes para la construcción, para la medicina, para la paja, para la producción, para la fruta, para la goma de mascar, incluso para las aves, incluso para los animales…  se cuentan entre los usos importantes que los mayas tenían. / Cuando comenzamos a considerar la naturaleza e identificar los árboles, nos dimos cuenta de que se trataba de un jardín forestal y que los mayas hacían jardinería del bosque. / Y ahora estamos viendo una reliquia. Es un legado de probablemente ocho milenios de selección”.

Otro gran avance llegó cuando la Dra. Ford observó cómo los agricultores mayas contemporáneos cultivaban sus tierras. No era al estilo occidental con grandes campos de plantas individuales como maíz o frijol, sino en pequeñas parcelas de cultivos mixtos llamadas milpas. Además, estos mayas estaban utilizando un ciclo sofisticado y sostenible de plantación, en su mayoría tierras situadas en el bosque. 

El ciclo comienza con el corte y la quema estratégicos. Los agricultores no aran el suelo, más bien, hacen un agujero con la punta de un palo en el que dejan caer algunas semillas. Para algunos, esto puede parecer inusual.

Pero, de hecho, retiene el agua, eleva la fertilidad, la biodiversidad del suelo. Tiene lombrices  y carbón vegetal. Todas esas cosas están y se mantienen ahí dentro sin salir. Alfonso Tzul dice muy desconsoladamente: ‘Nunca he visto una milpa donde haya erosión, y nunca he visto un campo arado donde no la haya”. 

Víctor Chambor, un agricultor maya lacandón de Chiapas, México, también tiene un vasto conocimiento refinado a través de las innumerables generaciones de sus antepasados. Está particularmente orgulloso de un gran tramo de selva tropical cercano a  su milpa. Conoce todas las plantas del bosque y lo que puede utilizar allí. 

A los años del ciclo de la milpa, las semillas que se derivan del bosque circundante han retoñado como árboles jóvenes en la milpa del maestro jardinero Narcisso Torres. Se queda con los que le son útiles y corta el resto. 

Narciso continúa sembrando sus cultivos anuales durante otros cuatro años. Para entonces, los árboles forestales jóvenes empiezan a arrojar demasiada sombra para el maíz y el frijol, por lo que inicia el ciclo en otro lugar quemando otra parcela de bosque. El nuevo bosque, con sus muchos productos, será tan importante para Narciso como su milpa. Crecerá y madurará durante los últimos 12 años del ciclo, y se convertirá en un buen lugar para la abundante vida silvestre.  

“Existe esta  imagen de que la tala y la quema son realmente destructivas en comparación a cómo nuestros ancestros europeos nos enseñaron a limpiar la tierra para obtener más producto. Eso significa que toda la tierra es despejada. Pero la milpa es un ciclo. / En un momento dado, un mínimo de dos tercios de la tierra sigue siendo bosque”.

La Dra. Ford ha llegado a la conclusión que si los mayas utilizaban el, altamente sostenible, ciclo de milpas en tiempos antiguos, no es probable que hayan deforestado su tierra o degradado su medio ambiente. En cambio, necesitamos buscar otras causas sociales, económicas y militares del colapso de las grandes ciudades. Los agricultores mayas siguieron viviendo; y sin pirámides que construir ni reyes que mantener, continuaron perfeccionando su ciclo de milpa de alto rendimiento. El ciclo de la milpa puede ser su mayor logro y su regalo más importante para el futuro de la humanidad. Pero en esta era moderna en la que la agricultura está cada vez más mecanizada, ¿se perderá este formidable conocimiento?

“Cada vez hay menos de estos maestros jardineros forestales mayas, como Víctor, como Narciso, como Alfonso. Estas personas llevan un conocimiento que es una práctica experimental de 8,000 años. ¿Puedes imaginar tener algo así? Y no tomarlos en cuenta, no incluirlos en un futuro sostenible cuando realmente pueden dar un paso adelante y ayudar, y ellos están listos para ayudar. Los necesitamos, y si estas personas no están aquí para nosotros, nunca podremos descubrir el tipo de conocimiento que poseen, como resultado de este largo experimento. La sostenibilidad del jardín forestal maya es incomparable.” 

Quetzal resplandeciente

Con un futuro incierto, hay restos del pasado a los que debemos aferrarnos. Decidimos buscar una criatura que, en muchos sentidos, simbolizaba la gloria de los antiguos mayas y, en mi opinión, hoy encarna el alma salvaje de las selvas restantes de Centroamérica. Para encontrar este animal, tuvimos que viajar un poco al sur de las tierras mayas tradicionales, a los bosques nubosos de Costa Rica. Aquí podemos encontrar algunas de las últimas y prósperas poblaciones del resplandeciente quetzal.

Esta ave, una vez común en las montañas de Centroamérica, fue Deificada por los mayas. Las largas e iridiscentes plumas serpenteantes del macho eran utilizadas para decorar tocados reales. El quetzal era tan sagrado que quien fuera sorprendido matando uno podía ser condenado a muerte.

“Encontramos un árbol muerto con un nido. Los padres pueden llegar en cualquier momento, así que ahora es solo cuestión de esperar. ¡Lo tenemos! ¡El hermoso quetzal! Esta es la razón por la que estamos aquí. El resplandeciente quetzal exhibe algo que llamamos: dimorfismo sexual, esto básicamente significa que en esta especie existen diferencias físicas entre el macho y la hembra. Esto es importante porque mientras más llamativo y colorido sea al animal, en este caso el macho, más atraerá la atención lejos del nido a potenciales predadores.”

Para el quetzal, un árbol muerto es fundamental para su ciclo vital. Su pico está diseñado para arrancar frutas, no para cincelar madera. En su lugar, el quetzal ocupará un agujero abandonado de pájaro carpintero, ampliando la cavidad. La madera debe ser agradable y suave. Incluso un árbol muerto tiene un lugar en el ecosistema de la selva tropical.

Los adultos se alimentan principalmente de frutas, especialmente aguacates silvestres. El hoyo es más tarde regurgitado. Los polluelos quetzales requieren un poco más de proteína, y los padres se turnan para recorrer el bosque en busca de frutas e insectos para alimentar a sus crías.

En las tierras de los mayas, los quetzales se han vuelto poco comunes. La pérdida de hábitat a favor de la agricultura ha tenido un impacto significativo. En busca de combustible para calentar sus hogares, los agricultores locales a menudo talan los árboles muertos del bosque… los mismos árboles necesarios para las actividades de anidación del quetzal.

En Costa Rica, sin embargo, el quetzal resplandeciente atrae a observadores de aves de todo el mundo. Nuevas iniciativas de conservación animan a los agricultores a proteger los árboles de anidación en sus propiedades. Los grupos turísticos visitantes proporcionan a los agricultores dinero extra, incentivando a los lugareños a proteger esta especie emblemática.

Capturar esta ave excepcional en la cámara fue una experiencia inolvidable, y me anima a saber que el resplandeciente quetzal, un símbolo de la grandeza de los mayas, todavía prospere en estos bosques nubosos. En otras partes de la región, sin embargo, los quetzales, tapires, jaguares e innumerables otros animales se ven amenazados a medida que sus bosques desaparecen a un ritmo alarmante. 

La civilización maya se desvaneció en la selva hace 500 años. Su legado, sin embargo, sigue vivo. Corre por las venas de Narciso, Alfonso y Víctor. Está grabado en la piedra de Tikal, Palenque y Cobá. Y los bosques, estas selvas vibrantes, diversas y amenazadas: estas son las selvas tropicales de los mayas.

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